"Estados Unidos tiene experiencia en producir políticos que validan prejuicios xenófobos circulantes" Juan Manuel Robles

OPINIÓN

Comegatos y comepalomas


Donald Trump en uno de los miles de memes surgidos de su calumniosa alusión a los haitianos de Springfield, Ohio.

Qué tremendo es ver a Donald Trump apelar al rechazo contra la migración en el debate presidencial de hace unas semanas —recurso bajo por excelencia—, y notar que su estrategia, de algún modo, funciona. Le bastó hacer un comentario sobre los supuestos casos de inmigrantes haitianos que estarían comiéndose las mascotas de la gente en Ohio. “Están comiéndose a los perros y a los gatos”, dijo, “eso es lo que está pasando en nuestro país y es vergonzoso”. Según la mayoría de medios influyentes en Estados Unidos, la candidata demócrata Kamala Harris ganó el debate, fue más atinada y lúcida, desarticuló varias de las mentiras del magnate. Pero la controversia que perduró las horas siguientes fue el presunto consumo de animalitos. El hecho fue desmentido rápidamente por las autoridades: no existe ningún indicio de que tal cosa haya ocurrido. Sin embargo, en la era X —la red social que Trump conoce como nadie y ahora es propiedad de su aliado Elon— lo que importa no es la confirmación ni el desmentido sino la imagen circulante. Fake news para dummies.

No es un asunto menor. Trump juega con fuego y no le importa. Con ideas fuerza de ese estilo se fijan más los estereotipos y prejuicios que luego van creciendo en las mentes de ciudadanos temerosos de lo desconocido. Con caricaturas que recogen mitos sobre “el otro” se anida el rechazo visceral. Se apela a lo que el extranjero “ilegal” traga y come para dejar más claro, en imágenes imborrables, que es un ser distinto, un salvaje. Para deshumanizarlo y resaltar la diferencia del cuerpo y sus fluidos distintos. Así se construye una barrera más grande que cualquier muro, la de las mentes.

Colocar esas leyendas urbanas en un podio, con una audiencia de millones, provoca algo muy concreto en esta era de polarización: la gente usa la información falsa para confirmar sus puntos de vista y sentirse más segura de sus juicios superficiales, en vez de enfrentarlos a la razón y a los hechos. Es un ingrediente explosivo que se añade a un cóctel donde ya están, por ejemplo, las noticias diarias que resaltan los crímenes cometidos por inmigrantes (como si fueran una categoría especial, o como si resultaran estadísticamente significativos).

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