"Incluso un exdirector de la CIA, Leon Panetta, ha opinado que el ataque cibernético referido, ocurrido la semana pasada, fue un grotesco acto de terrorismo" Daniel Espinosa
El genocidio no es suficiente
Benjamín Netanyahu: el sionismo cavernario se ha dicho a sí mismo “ahora o nunca”.
“¿Cómo podría tener éxito un proceso de mediación cuando una de las partes asesina al mediador de la parte opuesta?”, preguntó el primer ministro de Catar luego de que Ismail Haniye fuera asesinado por Israel el último 31 de julio en Teherán. Haniye era el negociador en jefe de Hamás, que aún tiene secuestrados a un centenar de israelíes por quienes el régimen de Benjamín Netanyahu nunca se mostró realmente interesado.
Traerlos de vuelta a través de un acuerdo con los palestinos obligaría a Netanyahu a aceptar un alto al fuego que sería la antesala de su caída, pues de inmediato se vería obligado encarar varias acusaciones de corrupción que podrían llevarlo a la cárcel.
Con Gaza arrasada por un genocidio que la prensa tradicional insiste en disfrazar de “guerra”, ahora el cabecilla del proyecto sionista parece empeñado en expandir su orgía de violencia indiscriminada a otros rincones de Medio Oriente. El abanico de tácticas empleado para conseguir una escalada que arrastre a Estados Unidos a un conflicto regional incluye asesinatos selectivos, ataques a consulados, bombardeos masivos –como los que ya han asesinado a más de 500 libaneses– y ataques terroristas como el perpetrado al hacer estallar indiscriminadamente los aparatos electrónicos de miles de miembros de Hezbolá en Líbano, matando e hiriendo también a civiles.
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EDICIÓN 702, NÚMERO 15
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