
"Desarrollar la inteligencia artificial y otras ramas del negocio necesita todo el apoyo de la administración de turno, y Trump está dispuesto a ayudar" Juan Manuel Robles
Zuckerberg encadenado


Concesión anética de Zuckerberg es música celestial para Trump.
Y llegó el día en que Mark Zuckerberg se quitó la careta y quedó como un Elon Musk cualquiera. O tal vez se cansó de fingir, ante las élites progresistas, ser una persona que no es. Toda esa contrición, ese gesto de chico-sencillo-a-pesar-de-los-millones que mostró antes, cuando dijo “nos tomamos en serio la desinformación”, se ha ido de golpe. Meta retirará el aparato de verificación de datos que empezó a montar en 2017, cuando quedó claro que Facebook podía ser un arma poderosa para esparcir mentiras y teorías de conspiración que, repetidas en una comunidad, tenían el potencial de provocar daño.
Zuckerberg dice que ha decidido volver a los orígenes (los de una plataforma surgida en la postadolescencia impulsiva): libertad de expresión sin censura. Su modelo —para muchos esto es lo más vergonzoso— es Elon Musk, quien compró Twitter, despidió a quienes revisaban el contenido y restituyó la cuenta de Donald Trump, suspendida durante la insurrección del 6 de enero de 2021 por mentir sobre los resultados electorales e incitar a la violencia. Por cierto, Facebook también suspendió temporalmente la cuenta del mandatario, porque, en palabras de Zuckerberg, mantenerlo implicaba “un riesgo demasiado grande”.
Pero son otros tiempos y aquel candidato, bien suspendido por lo que a todas luces constituía un peligro público, resultó ganador y en unos días será presidente. Alguien podría pensar que justamente por eso los verificadores de datos y las sanciones contra quienes difundan mentiras son más necesarios que nunca. Pamplinas. Es tiempo de soltar.
Desbloquea esta y más noticias exclusivas.
Suscríbete ahora para obtener acceso ilimitado.
![]() |
EDICIÓN 715, NÚMERO 15
|
Suscribirme ahora
|