"Solo impugnamos la forma irregular en que un presidente (equivocado o no) fue vacado" Guido Leonardo Croxatto

OPINIÓN

Refutando a los supremos


José Neyra Flores, presidente de la sala, llamándole la atención a Pedro Castillo.

La Sala Suprema de Derecho Constitucional y Social Permanente de la Corte Suprema de Justicia de Lima acaba de rechazar, citando al Tribunal Constitucional, dos acciones de amparo presentadas por la defensa de Pedro Castillo. No es curioso que la corte ampare sus errores en el Tribunal Constitucional: descarga en él la responsabilidad.

En los amparos se mencionaban de forma taxativa las diversas violaciones al debido proceso constitucional. Esto no es un argumento exclusivo de la defensa de Castillo: lo sostienen profesores serios de derecho constitucional de las universidades más reconocidas de Lima (como la Católica del Perú). Tal vez por eso la Corte Suprema no niega que tales violaciones al debido proceso hayan existido. Más bien hace algo muy diferente: trata de justificarlas. Bien analizado, esto es un argumento a favor de Castillo y no en su contra, como hasta ahora han leído en la prensa el rechazo del máximo tribunal peruano, tan comprometido con el retroceso institucional del país como el Congreso, que violó su propio reglamento para vacar con 101 votos a un presidente constitucional.

En ningún lugar del sistema jurídico peruano aparece que se pueda vacar a nadie con 101 votos. Pero eso fue lo que hicieron con Castillo: vacarlo con 101 votos. Esto está fuera de la ley.

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