"Ya ni siquiera se usa el verbo 'chuponear'” Juan Manuel Robles
Montesinos desubicado
Vladimiro Montesinos: el espía que sentirá nostalgia por un mundo que dejó de existir.
Van a cerrar la prisión de máxima seguridad que ha funcionado desde 1993 en la base naval del Callao, y a mí me ha llamado la atención que los medios hablen de sus actuales reclusos como “tres cabecillas terroristas y Vladimiro Montesinos”. Como si en un caso fuera adecuado definir a los presos por los delitos cometidos y en el otro prefiriéramos el nombre propio. No se habla del cabecilla corrupto, o simplemente el corrupto, o el terrorista de Estado —que bien podría hacerse, por su participación al mando del Grupo Colina—. Sería un asunto menor si no fuera porque esa diferencia sugiere una jerarquía de delitos. Como si, por un lado, los terroristas fueran criminales avezados y, por el otro, el exasesor un preso “por las circunstancias políticas”. Como si el fuego con el que Feliciano mató gente fuera distinto al fuego con el que Montesinos mató a los trabajadores del Banco de la Nación.
Cuando leí los titulares pensé, además, que la diferenciación nos sugiere la idea de que los terroristas son más peligrosos que Montesinos, algo bastante discutible: mientras que ninguno de los subversivos presos representa mayor peligrosidad (uno hasta se ha arrepentido públicamente), Montesinos, que está por cumplir su condena, sí está listo para volver al ruedo, con aliados que ya están celebrando sin pudor y hasta con un partido político que lo quiere como candidato. La mente criminal más grande de la política peruana de todos los tiempos —junto con Alan García— debe estar con ganas de volver a las andanzas.
Pero esta mañana pensé que, tal vez, el exasesor no sea tan peligroso. Digo: es evidente que es más peligroso que los terroristas —quienes, en estos años, nunca han delinquido al salir de prisión—, y seguramente se pondrá al servicio de las peores lacras, pero hoy me animo a creer que tampoco es para tanto.
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EDICIÓN 752, NÚMERO 16
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